domingo, 28 de junio de 2020

Yoga y Esoterismo (II). Las Upanishads




Yoga y Esoterismo (II). Las Upanishads


Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés


Mana, orenda, manitou, no designan una sustancia sagrada ni los sentimientos sociales respecto a la religión, sino un vacío de sentido o un valor indeterminado de significación…” 
Giorgio Agamben.
  El sacramento del lenguaje.

La conspiración


En la novela de Umberto Eco: “El Péndulo de Foucault”, la historia se desenvuelve o se transforma a partir de dos personajes pobremente descritos: el coronel Ardenti y Aglié, ambos son considerados como creyentes de una gran conspiración: la de los templarios.

Si ya la novela de Eco fue casi olvidada, de debe a la profusión de datos sobre esoterismo, ocultismo y otras cosas peores, muchos críticos literarios confundieron este barroquismo con un alarde de lecturas con las que se pavoneaba Eco, nosotros creemos que lo que Umberto Eco buscaba, era escribir una novela similar a la de Cervantes, pero él no destruiría las novelas de caballería, sino la gran cantidad de tratados de ocultismo y esoterismo, su tarea entonces, fue monumental, ya contaba con mucho material recopilado para la escritura de su primera novela “El Nombre de la Rosa”, en la que ya se percibe esta intención.

Guillermo de Baskerville, es el Hume, localizado en medio de un monasterio de la Alta Edad Media, que arremete contra todo irracionalismo, amante de la claridad de las ideas, intenta salvar un libro no de su destrucción, ya que éste está protegido por el mismo bibliotecario ciego que no quiere que nadie lo lea, Guillermo quiere que ése libro, representante de cualquier otro libro, quede al alcance de cualquiera que quiera leerlo.

Hemos dado este pequeño rodeo por la obra de Eco, para introducir nuestra lectura de las Upanishads, ésos compendios que fructificaron el pensamiento de India, pero que fueron tomados y casi confiscados (su publicación masiva tardía fue una forma de censura) por la teosofía inglesa y otros movimientos ocultistas, que trataron las Upanishads como literatura secreta que no debería estar al alcance de todos, sino sólo de algunos escogidos o iniciados, éstos se declaraban mediadores (tercera característica del esoterismo contemporáneo, Cf. Yoga y Esoterismo. Primera Parte), es decir, transmisores, o aún más, mejores lectores, “iniciados” en los “enigmas” guardados en su interior, revestidos de figuras o parábolas, eran los Ardenti y Aglié.

Correspondencia


Dentro de las etapas de la historia de la India, (recusada por varios historiadores indios contemporáneos, pero esto sería tema de otro texto), está el periodo Brahmánico o Upanishádico, que va desde 1000 a 500 (a. n. e.), forman parte de la Shruti o Revelación, tienen diverso origen y tocan temas muy diversos, si se los considera como un conjunto, se debe a la común característica de ser comentarios a los Vedas.

Bajo la influencia de la teosofía, que dominó durante mucho tiempo su acceso, se tradujo el término “Upanishad” como secretum tegendum, por el primer traductor oficial de las Upanishads: Anquetil Dupemont, entre 1801 y 1802 (Fernando Tola, Filosofía de la India I. Vedismo, Brahmanismo e Hinduismo, págs. 97-135), y desde entonces se mantuvo así, como “secreto”, “instrucción secreta”, “doctrina secreta” (quizá aquí está el origen del título de los varios tomos de la Blavatsky), había que esperar a Patrick Olivelle, uno de los más renombrados sanscritistas de Oxford, para que, con observaciones precisas sobre la etimología de la palabra Upanishad, lleguemos a un significado más cercano al texto de las Upanishads: “correspondencia”.

Se trata de una correspondencia no evidente, de una secreta afinidad “que hace posible el ritual y lo justifica” (Arnau pág. 19), se trata de encontrar las afinidades entre las cosas dispersas del mundo, por medio de la clarificación y la cartografía de sus correspondencias.

La importancia de las Upanishads, es que, en estos textos tan diversos, se halla la especulación filosófica más que religiosa como es común hallarla en otros textos, a pesar de su diversidad hay temas que les son comunes: la reflexión sobre brahmán, o sobre âtma, sobre lo Uno, posibilitan pues, un acercamiento más rico y depurado del pensamiento filosófico de India.

Las Upanishads


Los Upanishads son recopilaciones orales que fueron memorizados por diferentes escuelas y con diferentes métodos mnemotécnicos, algo muy interesante que ha dado lugar varias investigaciones sobre la “vía oral” de las culturas antiguas. Las Upanishads, como comentarios a los Vedas, especulan sobre los principales temas que éstos tratan, pero con una visión más filosófica, expurgando su carácter religioso, de acuerdo a Fernando Tola, dos ideas de naturaleza filosófica se encontrarían en los Vedas: “la idea de que lo Uno (eka) fue origen de todo y la idea de un Orden Cósmico (rita)” (pág. 102).

El texto más antiguo que contiene la primera idea de lo Uno como origen de todo, es el himno X del Rig Veda, para el desconocido autor de este himno, lo Uno, como entidad absoluta y abstracta, es el generador de la multiplicidad de la realidad empírica, esto dio lugar a que posteriormente muchos pensadores intentaran relacionar este Uno con la realidad de la experiencia, formulando diversas teorías, fue una gran influencia en el vedismo, el brahmanismo y el hinduismo, encontrando oposición en el budismo, cuya concepción plural no deja lugar a ninguna entidad originaria única.

Rita, la palabra sánscrita, se tradujo como Orden, y es el segundo término filosófico importante presente en los Vedas, este Orden, que deberá entenderse como cósmico, se opone a un desarrollo arbitrario e irregular de los procesos naturales, rituales y morales. La manifestación prínceps de rita es la sucesión de los días, los ciclos de las estaciones, la unión de los padres, la procreación de los hijos, etc. según rita, este no es el mejor mundo posible, es el “único” mundo posible, en el fondo —dice Fernando Tola— la idea del karman expresa la idea del orden de rita, ahora bien, esta palabra con ése uso desapareció del sánscrito, pero la idea de un orden inmanente de la naturaleza permaneció por medio de otras palabras, como: karman o, con mayor fuerza: Satya, “Verdad”.

Brahmán y Âtman


Las Upanishads hacen un uso filosófico extendido de estas ideas centrales al pensamiento de los Vedas, por ejemplo, cuando tratan sobre Brahmán, el concepto más importante de las Upanishads, pero como sustantivo neutro, no refiriéndose a la casta o varna, tampoco a uno de los dioses de la trimurti, Brahmán, es concebido muchas veces como principio supremo, con definiciones negativas, o rodeos largos, ya que es algo que el hombre no puede concebir, pues no está a su alcance, otros Upanishads avanzan por la contradicción directa, como el Isha Upanishad, que dice de él: “se mueve y no se mueve, está lejos y está cerca, etc.” (citado por Tola, pág. 106).

Brahmán fue expresado por la famosa frase: “sat-chid-ânanda” (ser, conciencia, felicidad), posteriormente, la tendencia de separar lo absoluto de cualquier manifestación empírica, hizo que se eliminara gradualmente esta tríada de características quedando solamente: “conciencia”.

Muchos Upanishad abandonaron esta presentación abstracta y compleja de Brahmán, acercándolo a Ishvara (Señor) o a algún dios del panteón védico como Indra o Shiva, o identificándolo con el aliento vital (prâna), o con la mente (manas), o con el espacio (âkâsha), o con la luz, etc.

Otro término interesante que aparece en las Upanishads es Âtman, originariamente es sinónimo de prâna, el aliento vital. En los Vedas, prâna, lo mismo que asu, la vida o manas, la mente, son conceptos “en sí y para sí”, explican la actividad vital de la persona, en las primeras Upanishads, ocurre lo mismo, hasta que los conceptos de âtman y prâna se separan y se constituyen en principios vitales, después âtman pasa a designar a la persona en cuanto tal, es el “yo”, finalmente âtman viene a designar el “yo trascendental”, “principio consciente, libre de contingencias, condiciones y limitaciones, inefable (…)” )F. Tola, pág. 108). Leemos aquí ese concepto tan bien conocido por quienes han leído a Mircea Eliade.

El âtman, inefable como es, está, sin embargo, encarnado y oculta su verdadera esencia, se identifica con lo que no es, la ignorancia surge de esa identificación con lo diferente, esto hace que quede atrapado por la cadena de encarnaciones o ciclo de reencarnaciones, el más tremendo de los males de casi toda la tradición espiritual de India. En las Upanishads más antiguas esta idea, la de la reencarnación, aparece relacionada con la retribución de los actos o karman.

Llegamos así, a la liberación de esa condición de esclavitud de âtman encarnado, sencillamente la liberación llega cuando el hombre pone fin a su identificación con lo otro y así realiza su verdadera naturaleza, esta liberación que por primera vez se expresa en las Upanishads será el leitmotiv, de gran parte de la filosofía de India, aquí se puede observar la importancia que tienen las Upanishads en el desarrollo del pensamiento de la India clásica.

El camino de la liberación está indicado, en las Upanishads, con el termino: “conocimiento”, pero uno especial, alejado del significado que le damos en occidente, no es el conocimiento discursivo o racional, no se trata tampoco de la intuición, menos del conocimiento experiencial o vivencial, todas esas formas de conocer tienen en común la división: sujeto-objeto, en cambio, en el “verdadero” conocimiento propuesto por las Upanishads, toda dualidad desparece. “El conocimiento upanishádico es aquel estado en el cual el âtman liberándose de todo lo que le es extraño, recobra su propia y prístina naturaleza, es Brahmán” (F. Tola, pág. 110). Observemos aquí, que se trata de Brahmán como sustantivo neutro, por tanto, esta liberación está a un nivel ontológico, el conocimiento es el ser. Resumiendo, las Upanishads proporcionaron la base fundamental y metafísica al pensamiento indio al postular la existencia de dos entidades o principios; âtman y Brahmán.

Clasificación de las Upanishads más antiguas


Al Rig Veda, pertenecen la Aitareya y Kausitaki Upanishads; al Sama Veda, pertenecen la Chandogya (una de las más antiguas) y Kena; el Ayur Veda, se divide en Ayur Veda Negro y Ayur Veda Blanco, al negro pertenecen la Taittiriya, la Svetasvatara, Khata y Maitri, al blanco pertenecen Brbadâranyaka e Isha, finalmente al Atharva Veda pertenecen la Prasna y la Manduka Upanishads.

Bibliografía


Fernando Tola. En: Filosofías no Occidentales. (Madrid: Editorial Trotta, 1999). Págs. 97-135
Fernando Tola y Carmen Dragonetti. Filosofía de la India. Del Veda al Vedânta. El sistema Sâmkhya. (Barcelona: Editorial Kairós, 2008)
Fernando Tola y Carmen Dragonetti. Las tradiciones filosóficas de India y de Occidente. En: V Jornadas de Investigación en Filosofía. Universidad de La Plata de Humanidades y Ciencias de la Educación. 2004
Fernando Tola y Carmen Dragonetti. El mito de la oposición entre filosofía occidental y pensamiento de la India. El Brahmanismo. Las Upanishads. Fundación Instituto de Estudios Budistas. Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Argentina. S/f.

Upanishad. Correspondencias Ocultas. Edición y Traducción del sánscrito de Juan Arnau. (Girona: Ediciones Atalanta, 2019)



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