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Fuente: Centro Internacional de Yoga integral Kali-Shakti |
Yoga. La ansiedad del linaje
Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés
El Parampara
Literalmente Parampara, en sánscrito, significa “de uno a
otro” y se relaciona con el conocimiento que se transmite de Gurú a discípulo y
tiene la forma de una serie, en el que la finalidad es la transmisión fiel de
un saber, pero, al mismo tiempo, connota la transmisión de una experiencia, de
una práctica, esta última característica tiene una gran importancia en el Yoga,
en su enseñanza y en su transmisión. El Parampara en el Yoga se refiere
específicamente a un linaje como una filiación.
La ansiedad del linaje
El título hace alusión al de un libro del crítico literario
Harold Bloom: “La ansiedad de la
influencia” (1), en la que trata de esa ansiedad que se produce en algunos
escritores sobre la manera de afiliarse a una corriente literaria o, por el
contrario, de escapar de una de ellas o, en algunos casos, de negar todo origen.
En la comunidad de occidente, que practica o cree en el Yoga
(que muchas veces no queda definida, sino diluida en un montón de afirmaciones
de las más variadas), ocurre algo semejante con respecto a los “linajes”. Esto
es algo todavía demasiado extraño en India, lugar de nacimiento del Yoga (habrá
que decirlo siempre), donde la cuestión de los linajes no constituye ninguna
preocupación, debido a que los linajes, como las escuelas de yoga, se
encuentran bien diferenciadas, su larga historia de división en castas ha
asegurado esto (2).
Tal como sostiene Mircea Eliade (3), en Occidente, el yoga,
por lo menos el que más impulso tuvo y el que hundió sus raíces más
profundamente, es el que vino traído de la mano de la teosofía, con sus ideas
extrañas a la filosofía Sâmkhya-Yoga a la que jamás pudo interpretar
adecuadamente, por eso el yoga se propagó en occidente sobre todo entre los
grupos que coincidían con esa visión: rosacruces, masones, seguidores de
Blavatsky, movimientos New Age, etc.
Frente a este panorama, en el que lo que menos importaba era
el Yoga, algunos pensaron en rastrear los orígenes del Yoga, ya sea como
disciplina filosófica, ya como practica de âsanas, los más esclarecidos
buscaron en su lugar de nacimiento: India. A partir de allí, de ese momento
tardío pero reparador, el Yoga comenzó a esclarecerse, a delimitarse, a
distinguirse, y continúa haciéndolo y tiene un largo camino que recorrer ya que
los grupos que siguen eso que Mircea Eliade denomina “yoga barroco” (4), esa
mezcla de esoterismos de toda laya, astrología, parapsicología, y New Age de
todo tipo, son numerosos y prácticamente han expropiado el significante “Yoga”
para sus propios usos.
Camino de esa distinción —habrá que recordar que el Yoga
como uno de los seis Darshana (conjunto cuasi
filosófico) de la India, va acompañado del Sâmkhya, otro Darshana, cuyo nombre
quiere decir “discriminación”—, se presentan en la actualidad diversas escuelas
de Yoga de India que reclaman en occidente una mayor diferenciación. Esto viene
aparejado con el traslado de diversas escuelas clásicas de yoga hacia
occidente, sobre todo a Europa y Norteamérica.
La invención de un punto de partida
La ansiedad por el linaje en el Yoga reside en la invención
de un punto de partida, se trata siempre de encontrar la marca inaugural de una
sucesión dinástica, pero ya sabemos que los latinos sostenían que: Ex nihilo nihil fit, “de la nada nada”.
Si bien la esencia del linaje es la invención de un lugar de
origen, en el Yoga como en el Sâmkhya se refiere a una posición lógica, a que
el punto de partida interviene haciendo algo, se refiere al carácter performativo (5) del origen, al punto de
corte de una serie que podemos llamar maternal, aquel punto ciego del origen
mítico en el que predomina lo “innumerable”. La invención del origen es un
salto a otra lógica.
Un comienzo separa (porque es dar el primer paso) y, al
mismo tiempo, crea un lazo entre el practicante y su práctica, entre el
maestro, representante de la práctica, del método, y el discípulo, que sigue un
camino, un método, esta relación es esencial en el Yoga ya que es un sistema
enteramente experiencial. Pero, además, el linaje renueva los lazos entre el
practicante —como sujeto— y su mundo.
El linaje en el Yoga es una actualización, es volver a
comenzar en cada práctica, algo de la experiencia se renueva en cada acto de
separación, por eso el linaje es algo eficaz, ata y separa al sadhaka
(practicante) al origen del método, por eso el linaje además de tener el
prestigio de la fuente, debe promover lo nuevo, en el Ashtanga Yoga, por
ejemplo, esto se verifica en la forma denominada “Estilo Mysore”, donde cada
uno es responsable de su ritmo y su esfuerzo.
Redondeles de una cuerda
Dos ejemplos de parampara
y de linaje:
«Govindacharya, compartió su conocimiento a su discípulo
Shankaracharya, este filósofo fue quien desarrolló el Advaita Vedanta; a su vez, Shankaracharya, tuvo como discípulo a
Suresvaracharya que transmitió conocimiento a Matsyendranath que tuvo como
discípulo a Gorakhnath, el famoso yogui autor del desaparecido tratado: Hathayoga; Gorakhnath impartió
conocimiento a Nivrittinath y éste a Jnanadeva y éste aún a Totapuri que fue
maestro del gran sabio Ramakrishna Paramahamsa, uno de los más grandes líderes
espirituales de la India; Ramakrishna transmitió su conocimiento a Swami
Vivekananda, personaje clave del renacimiento del yoga en la India; Vivekananda
tuvo como discípulo a Ashtavakra quien educó a Raja Janaka.»
«Vamana Rsî, se considera como el autor del Yoga Korunta:
“series de yoga âsana”, en él se encontraba el aforismo: “vinâ vinyâsa-yogena âsanadâin na kârayet” (¡Oh! Yogui nunca
practiques âsana sin vinyasa); Vamana Rsî enseñó a Sri. T. Krishnamacharya, el
padre del yoga contemporáneo, aprendieron yoga de él, cinco maestros
excepcionales: Sri. Pattabhi Jois, B. K. S. Iyengar, Indra Devi, que fue su
primer alumno occidental y la primera mujer en aprender con él; su hijo T. K.
V. Desikachar y A. G. Mohan.»
Es interesante la observación que realiza Mircea Eliade
respecto de lo que llama: El mito de la “transmisión doctrinal” (6). Sostiene
Eliade que todos los grandes movimientos indios afirman su existencia en una
memoria larga y extendida, así por ejemplo los seguidores de Gorakhnath sostienen
que éste tuvo como discípulos a los dioses Brahma, Visnú y Siva, que es
—interpreta Eliade— una manera de expresar el carácter atemporal y eterno de la
doctrina (Cf. La invención de un punto de
partida, más arriba). Otra forma del “mito de la transmisión doctrinal” es
atribuir una creación propia a otros, como dioses o maestros inexistentes, por
ejemplo, muchas narraciones del origen del Yoga señalan al dios Siva como su
creador.
Un linaje es siempre un acontecimiento, como invocación y
como encuentro, ése es su carácter performativo, pues el “pacto” entre el
discípulo y el maestro es un “acto de habla” y se mantiene mediante una
reinvención constante del lazo. Puede resumirse en la frase: «Tú eres el que me seguirás por doquier”,
que implica una fe puesta en el discípulo, una elección, que es muy distinta a
la frase: «Tú eres el que me seguirá por
doquier», que tiene un carácter oclusivo y paralizante. En la primera frase
hay “confianza”, en la segunda “certeza” (7).
El linaje y el tiempo
En todas estas notas sobre la descendencia discipular, está
presente una manera de entender el «tiempo», aquella «duración» que persigue
cualquier filiación. Sabemos que “maya” no sólo es la ilusión cósmica, sino que
hace referencia a la historicidad de la existencia humana, a esa existencia en
el Tiempo y en la Historia. Ilusión de la que se deberá salir.
El Yoga es una salida para el existente humano de la
temporalidad y la historicidad. El Yoga es la propuesta de la India para
resolver la angustia desencadenada por el tiempo y la historia, la salida, es
el sueño de un despertar. La eternidad, el sueño de una continuación indefinida
del tiempo. El linaje viene no sólo como transmisión de un saber, sino también
como una técnica de la duración.
El yoga más allá del gurú. Yoga post-linaje
Daré al prefijo latino “post” (después de),
la significación de un “futuro anterior”: aquello “que habré sido para lo que
estoy llegando a ser” (J. Lacan), lo “post” indicará pues el peso de una
historia en constante construcción desde el futuro. Con ése telón de fondo
podríamos preguntarnos: ¿Qué está llegando a ser el Yoga, para lo que habrá
sido? La respuesta no es muy halagadora, arrollado por la hipermodernidad, el
yoga ha devenido hoy sólo una palabra que puede designar casi cualquier cosa,
quedando como resto una sombra que algunos están tratando de preservar bajo el
nombre de linaje.
Como hemos visto más arriba, el linaje en
el yoga se fundamenta en un gran relato o, más bien varios, pero éstos, en los
tiempos que corren, han perdido prestigio, no sólo porque la llamada globalización
con la hiperconectividad nos ha hecho perder las encrucijadas (ya no las vemos,
sólo las contamos, cf. F. Lyotard «La condición posmoderna»), sino por razones
menos filosóficas, por ejemplo, el movimiento “#Me too” hizo visible los abusos
sexuales de los grandes gurú depositantes de un linaje considerado milenario. De
ese modo figuras públicas como Bikram Choudhury o Pattabho Jois (pero también
muchos “gurú occidentales” como John Friends creador del Anusara Yoga), quedaron
sin sustento moral dentro de una ideología que aparentemente promovía, el santosa, saucha o Satya (verdad) y
todos los “yama” y niyama” del yoga clásico.
Frente a este panorama, surge este rechazo,
pero al mismo tiempo, la continuación de ciertas prácticas consideradas como
yoga, pero ya sin la autoridad de un gurú. Por otra parte, existe también la
tendencia a “re-inventar” el yoga, sobre todo después de los resultados de
investigaciones académicas sobre el yoga moderno practicado en occidente, sobre
la base de estas investigaciones es imposible seguir sosteniendo que lo que hoy se
practica como yoga tenga un sustento real de este sistema filosófico y propedéutico
de la India clásica. Hoy se sabe, por ejemplo, que el Ashtanga Vinyasa Yoga es
un invento de los años 30 del siglo pasado, siendo T. Krishnamacharya su
creador, quien combinó diversas prácticas y disciplinas físicas de la India poscolonial,
como las artes marciales y la danza con la gimnasia danesa y sueca y que, posteriormente, sufrió una transformación a manos de Pattabhi Jois, llegando a
las series de âsanas tal como las conocemos hoy.
Una de ésas investigaciones académicas sobre
el Yoga es la Theodora Wildcroft (8), su tesis doctoral de 2018, titulada: «Pattens of Authority and Practice
Relationships in Post-Lineage Yoga» (Patrones de autoridad y relaciones de
práctica en el yoga post-linaje), propuso por primera vez el enunciado: “yoga post-linaje”,
basándose en un estudio a profundidad de las comunidades de practicantes y
profesores de yoga del Reino Unido.
«This yoga can be
described as post-lineage in the same way that Linda Woodhead (1993: 167) once described
“post Christian” religious communities as not secularised, but instead engaging in direct, detailed
responses to perceived issues with the existing institutions of Christianity. Woodhead’s
post-Christian communities agreed in their rejection of the definitive truth of
the Gospels, in
rejecting divine omnipotence, divine transcendence, an anthropocentric deity,
and original sin (1993:
173). In comparison, whilst individual practitioners may or may not maintain close connections
to their original teachers, post-lineage yoga rejects the idea that any individual yogic
text or modern alignment paradigm can hold complete universal truth, and rejects
unquestioning allegiance to a single deity in the form of a living or
historical figure.»
[Trad. Este yoga se puede describir como
post-linaje de la misma manera que Linda Woodhead (1993: 167) una vez describió
a las comunidades religiosas "postcristianas" como no secularizadas,
sino que se involucran en respuestas directas y detalladas a los problemas
percibidos con las instituciones cristianas existentes. Las comunidades
poscristianas de Woodhead coincidieron en su rechazo de la verdad definitiva de
los Evangelios, en rechazar la omnipotencia divina, la trascendencia divina,
una deidad antropocéntrica y el pecado original (1993: 173). En comparación,
mientras que los practicantes individuales pueden o no mantener conexiones
cercanas con sus maestros originales, el yoga post-linaje rechaza la idea de
que cualquier texto yóguico individual o paradigma moderno de enseñanza pueda
contener una verdad universal completa, y rechaza la lealtad incondicional a
una sola deidad en la forma de una figura viva o histórica.]
Así pues, el Yoga post-linaje, rechaza la
practica guiada por alguien que sería un experto universal o un guía espiritual,
para situarse en una práctica organizada y guiada por la comunidad o el grupo,
sin una jerarquía pedagógica como la de gurú-sisya
(maestro-gurú).
Notas
(1) Harold Bloom. La ansiedad de la influencia. Una teoría de
la poesía. Trad. J. Alcoriza y A. Lastra. (Madrid: Editorial Trotta,
2009)
(2) El Sâmkhya y el Yoga, como sistemas heterodoxos, es
decir, como sistemas que no aceptaban la autoridad de las vedas, prepararon el
campo para la afirmación anti-brahmánica del Buddha, ya que ambas carecen de
las restricciones de casta y de familia, característica de las líneas védicas.
Cf. Heinrich Zimmer. Filosofías de la India.
(3) En el prólogo escrito en 1967, Eliade nombra como “yoga
barroco” a aquella idea de Yoga sumida en las costumbres populares de India, al
que se amalgaman tradiciones muy variadas. De manera homóloga, nosotros
denominamos “Yoga barroco” a aquellas manifestaciones, tan variadas como
equivocadas, de denominar Yoga a todo, desde las manifestaciones ambientalistas
hasta las ideas místicas más heterogéneas. Cf. Mircea Eliade. El
yoga. Inmortalidad y libertad. Trad. Diana Luz Sánchez. (México: Fondo
de Cultura Económica, 2013)
.
(4) Mircea Eliade. Técnicas del Yoga. Trad. del
francés: Alicia Sánchez. (Barcelona: Editorial Kairós, 2000)
(5) Se dice que una frase es “performativa”, si describe una
determinada acción y, al mismo tiempo, su enunciación equivale al cumplimiento
de la acción, el ejemplo clásico es la enunciación de una promesa. Dicha
teorización proviene también como linaje: Wittgenstein fue maestro de Austin y
este de Searle. Cf. John L. Austin. Cómo hacer cosas con palabras. Trad.
Genaro R. Carrió y Eduardo A. Babossi. (Buenos Aires: Paidós, 2003); John
Searle. Actos de habla. Trad. Luis M. Valdés Villanueva. (Madrid:
Ediciones Cátedra, 2009)
(6) Mircea Eliade. El Yoga. Op. Cit. Pág. 224
(7) “¿Cuál es la diferencia entre tú eres el que me seguirás por doquier y tú eres el que me seguirá por doquier?” Pregunta el psicoanalista
Jacques Lacan a su auditorio, la diferencia es una pequeña letra: «s».
“Tú eres el que me
seguirás por doquier, es por lo menos una elección, quizás única, un
mandato, una devolución, una delegación, una inversión. Tú eres el que me seguirá por doquier, es una constatación, que más
bien nos inclinamos a considerar como una constatación penosa.”
“Cuando digo, ejemplo sensible, tú eres la mujer que no me abandonará, manifiesto una certeza mucho
mayor en lo tocante al comportamiento de mi pareja que cuando digo tú eres la mujer que no me abandonarás”. Cf. Jacques Lacan. Las psicosis. Seminario 3. Trad. Juan-Luis Delmont-Mauri y Diana Silvia
Rabinovich. (Buenos Aires: Paidós, 1984). Págs. 387-405
(8) Wildcroft, Theodora
R (2018). Patterns of Authority and Practice Relationships in ’Post-Lineage
Yoga’. PhD thesis The Open University
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