El Silencio Trascendental. (Primera parte)
Autor: Marco Antonio Loza Sanjinés
La repetición es el encuentro, siempre fallido, con lo real del Yoga:
el aislamiento trascendental (Kaivalya)
Yoga: ¿Unión? A modo de introducción
El aislamiento
trascendental (Kaivalya) es la respuesta, anticipada en siglos, de Patañjali y del Yogadarshana que él funda, a la actual
destrucción del Yoga, a su instrumentalización en función de tendencias
dispares, tales como la “salud”, la “ortopedia”, la “anatomía comparada” (se
dan clases, por ejemplo, de: “yoga y columna vertebral”), a su “occidentalización”
(que el filósofo Alexander Dugin denomina más duramente como: “Occidentoxicación”),
por medio de la denominada “globalización”.
El Patañjalayoga,
en ningún caso es unión, ni busca la salud, ni instruye sobre la manera de
construir un mundo mejor, etc. El Patañjalayoga
es una disciplina de liberación. Esto es lo que demostraremos en una serie de
textos que comenzamos ahora.
La pregunta por la verdad
Comencemos por la
“verdad”. “La pregunta por la verdad es histórica”, sostiene Agnes Heller, lo
que quiere decir que las verdades se presentan en el tiempo. Por supuesto, en
las religiones o en las pasiones metafísicas se considera la vinculación de “la
verdad” con lo atemporal, con lo eterno. Héller despliega dos tipos de
preguntas sobre la verdad:
a) ¿Qué es verdad?
Pregunta por el concepto de verdad y
b) ¿Qué es la verdad?
Pregunta por el contenido de las “oraciones veritativas”
La filosofía debería
responder a ambas preguntas, rechazando, de paso, cualquier opción por la
“revelación” de la verdad, ya que una revelación dice “qué es verdad” sin
necesidad de la especulación sobre la esencia de la verdad, la revelación de la
verdad es religiosa, pertenece al orden de la creencia.
La pregunta histórica,
la pregunta por la verdad, en sus dos modalidades, es una pregunta de la Ilustración
y —sostiene Heller— todas las culturas pasan por la Ilustración cuando se
preguntan respecto de la verdad, ahora bien, ya sabemos, desde Kant, que la Ilustración
quiere decir: Scilicet, “tú puedes saber”, por eso “la ilustración consiste
en cuestionar de una manera coherente y continua ciertas opiniones dentro del mismo
mundo o comunidad donde esas opiniones aún tienen vigencia.” (Heller, p. 159)
Hay ciertas opiniones,
en el juego del lenguaje del Yoga, que circulan por ahí sin encontrar, todavía,
un tiempo de Ilustración, una de esas opiniones, muy arraigada entre los seguidores
del Yoga, es que el yoga es “unión”, tal opinión se encuentra difundida en el
concepto, al uso, de la palabra Yoga.
Dicho concepto se
halla autorizado en un error: la traducción de la palabra yoga como unión. La
palabra Yoga deriva, como se ha repetido muchas (demasiadas) veces de la raíz
yug, y ésta del indoeuropeo: yeug, que quiere decir “unir”, “ligar”, pero
también “yugo”, “enganchar”, “mantener agarrado”, nos apoyamos aquí en el
precioso libro de Fernando Tola y Carmen Dragonetti: The Yogasûtras of Patañjali. On
Concentration of Mind, también en el libro más autorizado disponible
hasta ahora: El Yoga. Inmortalidad y libertad, de Mircea Eliade; ambos
textos coinciden en que, por lo demás, en el contexto del principal tratado
conocido de Yoga: Los Yogasûtras de Patañjali o Patañjalayoga (Cf. blog) la
palabra Yoga adquiere su significado mayor en “yugo”, con sus significados
concomitantes: “dominar”, “controlar”, “someter”.
“El significado «unir»
no es apropiado para el Yoga de Patañjali, cuyo final es, como observa Max
Müller (Los seis sistemas, p. 309), lejos de unir, desunir, separar,
aislar
el Espíritu (purusa) de la materia (prakrti), devolviéndola a su pureza
esencial y original, […]. En el contexto del Yoga, al servicio de alguna
corriente particular de devoción religiosa (bhakti),
es el segundo significado "unir" el que predomina. Para estas formas
de devoción, el Yoga tiene como finalidad la unión del alma con Dios.” (Tola y
Dragonetti, obra citada, págs. 1 y 2, énfasis y traducción nuestra).
A esas “otras formas
de devoción”, Mircea Eliade denomina versiones “barrocas” del Yoga:
“Pero junto a ese Yoga
“clásico”, existen innumerables formas de yoga “populares”, asistemáticas [Eliade
aquí se refiere a la cultura de India y en el tiempo cercano a la producción
del conocimiento sobre el Yoga]; existen también que no son brahmánicos (el de
los budistas, el de los jainaistas), existen —sobre todo— yogas de estructura “mágica”,
y otros de estructura “mística”, etc.” (Eliade, p. 18). Actualmente, transformaciones
occidentales de esas versiones barrocas o populares son las que predominan.
Samadhi
La definición de Yoga,
lo mismo que el fin o la finalidad del Yoga (esa disciplina que inmoviliza ya
que todo el Patañjalayoga es
sometimiento, someter a yugo), está perfectamente escrito en el segundo
aforismo del primer capítulo, del famoso tratado:
I. 2. Yagaschtavritinirodha. Veamos sus variadas traducciones:
Autor. Capítulo I, aforismo 2
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yogaś citta-vṛtti-nirodhaḥ
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Iyengar
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“El yoga es el cese de
movimientos en la consciencia “
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T. K. Desikachar
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“El Yoga es la aptitud para
dirigir la mente exclusivamente hacia un objeto y mantener esa dirección sin
distracción alguna.”
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Vivekananda
|
“El yoga es impedir, por el
control, que la sustancia (o elemento fundamental) que constituye la mente
(chitta) tome diversas formas (vrittis). “
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Ernest Wood
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“El Yoga es el control de las
ideas contenidas en la mente.”
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Charles Johnston
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“La Unión, la conciencia
espiritual, se logra por medio del dominio de la versátil naturaleza
psíquica.”
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José Antonio Offroy
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“El yoga es el estado en que
cesa la identificación con los procesos mentales.”
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Swami Prabhavananda y C. Isherwood
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“Yoga es el control de las
olas de pensamientos.”
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Mircea Eliade
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“El Yoga es la supresión de
estados de conciencia.”
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Osho
|
“Yoga es la cesación de la
mente.”
|
Nosotros nos
inclinamos a pensar, dado el contexto y el fin que perseguimos con este texto,
por las definiciones más concisas y, a la vez, más precisas, aquella que
sostienen la “supresión” o el “cese” de los procesos mentales.
La versión de Osho
Vamos a detenernos en
una de las mejores versiones de interpretación actual. La versión de Bhagwan
Shree Rajneesh, más conocido como “Osho”, que es, verdaderamente, muy
particular y se encuentra lejos de las ideas preconcebidas del Yoga, en el
primer tomo de la recopilación de sus comentarios a la obra de Patañjali, en
hermosas apostillas (lamentablemente no todas son de igual hechura), nos
muestra el arte de leer a un gran filósofo indio, que no es la misma que la
lectura de un clásico occidental. Se ve en él, tratándose del Yoga, a ese “provocador
espiritual” como lo llamó alguna vez Peter
Sloterdijk (el filósofo vivo más importante:), que además lo tiene como una de sus influencias.
Osho comienza con el
primer sutra, aquel que está como presentación y que dice: atha yogânusâsanam = “ahora
la disciplina del Yoga” (traducción de Osho), y nos advierte que “Patañjali no
emplea palabras superfluas”, esta es una característica fundamental de un
aforismo (que no debe confundirse con el estilo de los sutras budista o jainaista,
que poseen otras características, el estilo de sutras que utiliza Patañjali es
el brahmánico, cf. blog Bhágavad): su concisión es únicamente comparable a la
poesía. Osho conocedor del sánscrito lee letra a letra, el “ahora” implica un
acto, no es algo a estudiar, el Yoga no es un shastra, no es un texto, es una
disciplina, si el Yoga es un acto, quiere decir que se hace necesario cuando
surge una condición, esta es para Osho la desesperanza, incluso la angustia de
tinte kierkegaardiana, Osho lo nombra repetidas veces, esto es, esa angustia
sin objeto, circunscrita a la nada.
Para Osho la mente es
una forma de defensa contra lo que él denomina “realidad” que para él es: “Eso-que-es”;
se hace partícipe de Nietzsche y de Freud, para este último, el sueño nocturno continúa
en la vida cotidiana diurna. Se requiere la “revelación” de que la mente no
conduce a nada, esta es una condición para acceder al Yoga.
Osho es irónicamente radical
e inclemente al describir esta condición, cualquiera puede practicar yoga,
incluso sentirse feliz al hacerlo, todavía más, el practicante puede llegar a
la “unificación con Brahma (como el objetivo que persigue un tipo de “yoga
barroco”, cf. Mircea Eliade), se puede avanzar un poco más y alcanzar el “sat-chit-ananda”,
pero, nos dice Osho, tras esta lista que podría seguir indefinidamente (y es
posible que haya sonreído mientras lo decía): “Si este es el motivo, entonces
no habrá encuentro entre tú y el camino del Yoga. Entonces estás absolutamente
en su contra, moviéndote en una dirección totalmente opuesta” (Osho, Vol. 1)
La desesperanza, ese
momento en que uno se encuentra tan cerca de la felicidad que teme perderla y
no la alcanza, es, de acuerdo a Osho, el instante por el que se ingresa al
sistema creado por Patañjali, que en el primer sutra dice:
I. 1. Atha yogânusâsanam (“Ahora
la disciplina del Yoga”)
Osho, fiel a su
afirmación de que Patañjali no utiliza palabras superfluas, comenta el “ahora”
(atha), como el estado en el que se encuentra la mente: la desilusión, la desesperanza,
la vacuidad del “Ser-ahí” heideggeriano, si se está al borde “la locura o del
suicidio […], todo el modelo de tu vida se ha vuelto fútil. Si este momento ha
llegado, Patañjali dice, «ahora la disciplina del Yoga»; solamente entonces
podrás entender la ciencia del Yoga, la disciplina del Yoga”, antes de ese
momento de ése “ahora”, no se llega al Yoga. “Este «ahora» puede no haber
llegado. Entonces puedes seguir hablando del Yoga, pero tú no escucharás. Solamente
podrás escuchar si el momento ha llegado.” (Osho, O. C.).
Comentemos nosotros, “ahora”,
el comentario de Osho. La vida actual, con toda su velocidad no nos permite un
retiro, tomar distancia, que es la condición previa del pensar, Husserl
sostenía que había que dar un paso atrás, convertirse en espectador, ese
momento es el del desamparo, no hay más que dar un paso atrás para entenderlo y
vivirlo, la angustia kierkegaardiana viene a imponer esa des-implicación necesaria
para el pensar. Aquí, sostenemos el “pensar” al modo heideggeriano, que siempre
es llegar al origen, el pensar verdadero conlleva avanzar hacia atrás.
Para Osho la
disciplina del Yoga, se compone de tres partes: la capacidad de ser,
la capacidad de saber y la capacidad de aprender.
La capacidad de ser
corresponde a las posturas del cuerpo, el Âsana, el “asiento”, el mantener la
quietud del cuerpo es una manera de Ser, la inmovilidad es ser el amo del
cuerpo, Ser es ocupar el lugar de dominio sobre el cuerpo-mente, aquí Osho se
refiere a una unidad entre cuerpo y mente, las posturas del Yoga aquietarían el
movimiento del cuerpo para que haya silencio en la mente, esto es: “centrado en
sí mismo”, si esto acontece, se llega a ser discípulo (palabra en castellano
del que deriva “disciplina”), aquí se
presenta la figura del Maestro, tan importante en el Yoga, el Maestro como Uno
con la Verdad, que es, por lo demás, el significado de la palabra Satsang
(“íntimamente cerca de la verdad”), tan utilizada cuando se trata de la
circulación del saber en la India clásica.
La disciplina no es
una terapia —sostiene Osho—, la terapia es para alguien que está enfermo, la
disciplina del Yoga es para alguien que está sano, pero con la certeza de que
la salud o la “normalidad” sea lo que fuese, no sirve de nada. El Yoga es
continuidad con lo sagrado, con la totalidad.
Entonces llega la
definición fundamental:
2. yogaś citta-vṛtti-nirodhaḥ (“Yoga es la cesación de la mente”)
Bibliografía citada:
Patañjali. Yoga Sûtras. Traducción
directa al castellano de José Antonio Offroy Arranz. (Madrid: Ediciones
Librería Argentina, 2012)
Agnes Heller. Una
filosofía de la historia en fragmentos. Trad. Marcelo Mendoza Hurtado.
(Barcelona: Editorial Gedisa, 1999)
Fernando Tola y Carmen
Dragonetti: The Yogasûtras of Patañjali. On Concentration of Mind. Trad. K.
D. Prithipaul. (Delhi: Motilal Banarsidass Publishers, 2001)
Mircea Eliade. El Yoga. Inmortalidad y libertad. Trad. Diana Luz Sánchez. (México Fondo Cultura
Económica, 2003)
Bhagwan Shree Rajneesh (Osho). Yoga:
La Ciencia del Alma. (Cuatro
Volúmenes). Trad. Aquiles Balle. (Barcelona: Editorial Gulaab, 1999)
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